Vivo con ataques de ansiedad, pánico y despersonalización, quizás todo esto comenzó realmente mucho antes del primer “episodio”, el cual, fue el peor de todos.
No recuerdo con exactitud la fecha, que día era, y ni
siquiera que era lo que estaba comiendo, en cuanto al horario, había pasado el
mediodía y aún estábamos todos en la sobremesa, charlando, mirando televisión,
haciendo el “tiempo” de espera necesario hasta que el aburrimiento nos gane y
nos levantemos cada cual a hacer lo suyo, aunque no sea nada.
Fue un segundo, una sensación extraña en el pecho y una
terrible interpretación por parte de mi cerebro de aquello que se movía dentro
de mí, allí, la pesadilla que estuvo siempre de forma silenciosa, tomó
protagonismo y paso al plano consciente para transformar la realidad y
aferrarse a la misma con reflexiones extremas y terroríficas, en donde la
conclusión siempre fue la misma: muerte inminente.
En ese momento todos los síntomas clásicos de un ataque de
ansiedad, o de un ataque de pánico, me invadieron sin ningún tipo de piedad y
sin posibilidad alguna de poder controlarlos, ya que hasta entonces desconocía
a todos ellos, con la visión borrosa y el cuerpo entero envuelto en un
temblequeo, camine hasta el sillón y allí me “desparrame” como pude, sin poner
ningún tipo de defensa, consciente de que estaba muriendo y que solo era
cuestión de unos pocos segundos.
Comencé a gritar que llamaran a la ambulancia, y demás
cuestiones, también insulté al ver que nadie de mi familia me hacía caso ya
que, por suerte, rápidamente entendieron que era lo que me estaba pasando, y
yo, en cambio, estaba seguro que se estaban equivocando.
¿Cómo terminó todo aquello? Exhausto, habré dormido todo el
resto del día.
Hoy, aproximadamente siete años después de aquel primer
ataque, muchas cosas han cambiado, muchos se han ido, otros han llegado, pero
puedo ver con claridad dos caminos, el primero es quien era antes de sufrir
estos niveles altísimos de ansiedad, y el otro camino que me muestra en lo que
la misma me llevo a convertir. Es como estar parado frente a toda tu vida y
saber que eres ambas cosas, pero estas atados de pies y manos, apretado en un
frenesí del pensamiento en donde no puedes ser, ni una cosa ni la otra.
Es como una cárcel, dentro de uno mismo, en donde el tiempo,
las ideas, y las conclusiones, corren mil veces más rápido que la vida
exterior.
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