Apple en el corazón y los pobres en el discurso

 


Desde distintos sectores políticos se extiende un discurso unificado, memorizado, y que parece llenar de sentido del día a día de todos, ya sea porque comparte y cree en el mensaje de dicho discurso, o ya sea porque debe adaptarse al mismo para no ser atacado en algún punto por cualquier persona que conozca su discrepancia privada al mismo.

La contradicción que se desprende desde un sector político es la siguiente: una apología a la pobreza, un mensaje de acercamiento y de dignificación, derechos, oportunidades y sobre todo un gran énfasis en la igualdad y en que, el político, esta allí para salvar al pobre. Pero, como generalmente sucede en Argentina, y también en el resto de Latinoamérica, el político de turno esta muy lejos de la vida de un pobre, se viste con la mejor ropa del mercado “capitalista”, usa la tecnología más cara y se alimenta con un presupuesto del cual comerían 20 familias o más.

¿Cuál es el error aquí?

Hay que entender que usar los elementos “top” en las distintas categorías que el mercado ofrece no es ningún problema, ni tampoco debería ser criticable, con una simple excepción moral y ética, si me encuentro en un puesto de administración pública y mi posición es llorar por los pobres, mientras gasto y consumo como un empresario, haciendo uso del poder adquirido, tanto económico como jerárquico, allí es entonces donde la crítica cabe con toda validez.

Pongamos el siguiente ejemplo:

Si yo hablará en este blog de la desigualdad del mundo, de la necesidad de ayudar a los que menos tienen, de la igualdad de los seres humanos sin importar su consumo ni poder adquisitivo, pero lo hiciera desde un puesto político por el cual me pagan uno de los sueldos mensuales más altos del país, y a su vez, vivo con comodidades exquisitas, como comúnmente lo hacen nuestros políticos: computadoras apple (las pc rinden exactamente igual a día de hoy, pero la marca es la marca y el ego es el ego), ropa importada de primera línea, autos 0km, departamentos de lujo, crecimiento del patrimonio personal a escalas millonarias, gustos personales como los de un adolescente millonario y caprichoso, etc., etc., etc.

Si yo hiciera todo eso, creo sinceramente que mis palabras y sobre todo mi persona y mi pensamiento, valdrían absolutamente cero.

EL ERROR esta en que las palabras y los pensamientos no coinciden con las acciones diarias de estas personas, su realidad, su estilo de vida y sobre todo su nivel de gastos (el cual aman), esta muy lejos de sus pensamientos superiores, inclusivos y progresistas. No es muy creíble alguien que se deshaga en lágrimas por la gente que vive en la calle o por aquellos que no tienen para comer mientras en su muñeca lleva un reloj de unos 2.000 dólares. O, en su defecto, alguien que sale a repartir viandas a los sin techos, con un pequeño detalle, en todas las prendas que viste hay un presupuesto de más de medio millón de pesos.

Argentina esta llena de este tipo de personas, que hablan y hablan y dan discursos reflexivos escasos de profundidad, pero “correctos” e “inclusivos”, pero en enero los ves vacacionando en Miami, Barcelona, Venecia, Paris, etc. (Estas ciudades no son el problema, pero esos pobres que a ellos “les quitan el sueño” jamás en su vida irán).

ES MÁS VALIDO que un tipo diga: “me gusta la guita, me gusta las cosas buenas, vivir bien, darme mis gustos, y quiero ganar más y más plata para vivir cada vez mejor, el mundo, me importa un carajo, está lleno de miserias e injusticias, pero no puedo ni quiero hacer nada por ellas.” Una persona que me responda así, o que tenga esa forma de andar por la vida, sin duda podría llegar a ser mi amigo, no por como piensa, ya que no estaríamos generalmente ni un 5% de acuerdo en cuanto a política y demás, pero si habría una totalidad de honestidad y entereza, que es mucho más importante a nivel intelectual y humano. Desde ya, hay casos excepcionales de ambos lados, tanto de aquel que habla del pobre, como aquel que quiere “matar a todos”, ambos son dos sectores extremadamente dañinos para cualquier tipo de sociedad.

 

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