No hay revolución germinada por el estado

En los días actuales nos podemos encontrar con muchísimos movimientos "revolucionarios", o que, al menos y sin profundizar mucho en la cuestión, se jactan de ser un cuerpo revolucionario, pero que, si analizamos la cuestión y profundizamos en las bases y los pilares imprescindibles de una revolución, vemos que estos movimientos, están cerca de ser muchas cosas, excepto una revolución como tal. 

Tomando como ejemplo la multiplicidad de hechos históricos que han generado una revolución, se puede ver, de manera sencilla, que toda revolución tuvo un fin claro: tomar el estado y disminuir a cero el poder de turno. 
O en su defecto, derrocar cualquier tipo de jerarquía desde la cual se desprende y se ejerce un poder, al cual se ataca hasta derrocarse, extinguirse, o lo que generalmente pasa con toda revolución, sustituirlo. Porque seamos justos, todo siempre se trató de tomar un poder "x", pero nunca dejar de ejercer poder desde el espacio tomado o conquistado. 

¿A qué movimientos me refiero? 

Probablemente a todos los existentes, ya que ellos, sea cual sea el tipo de manifestación, se institucionalizan, y allí es cuando se vuelven legales y a su vez consiguen el patrocinio estatal. 

Pero este logro no es casualidad, sino todo lo contrario, ya que, es el estado quien desea lograr esa institucionalización, es el estado quien convierte un grito de protesta, noble en un principio, en un discurso de protocolos populares y rutinarios. La protesta, la lucha, deja de ser novedad y búsqueda de justicia, y se convierte en una voz cotidiana, con pasos a cumplir y sobre todo, con una racional automedida de control y la dosis correspondiente de burocracia. 

Con esto me refiero a que, nada de revolucionario tiene un movimiento si es el estado quien apoya al mismo, hasta suena y se lee como un chiste; y es que tendrían que haber dos caminos posibles, siendo el estado quien está detrás de todas las revoluciones modernas y actuales, el primero es que el estado tome el papel de un bobo Jesucristo y cumpla con todas las peticiones originales de los movimientos y protestas sociales que controla, interesante ¿No? Pero cuando esos movimientos, llegado el momento, y debido a su bienestar, ya no necesiten del Estado ¿qué sería del mismo? Sería como pagar en cuotas su propio suicidio. Entonces queda el segundo camino, patrocinar todo aquello que dependerá siempre del Estado para poder subsistir. Así, y de forma perversa, el estado se asegura siempre su existencia, no soluciona ningún problema pero avala y aplaude todas las protestas que surgen, reconoce la injusticia del mundo, el hambre, la pobreza, pero no hace nada por detenerla. 

Su papel pasa a ser el de una santa y fértil monja que no puede sanar nada, pero puede pedir por todos. 

Resumiendo, y yendo directo al mensaje que quiero transmitir, el estado, los poderes detrás del mismo y sus más altas jerarquías, los intereses económicos dominantes, siempre ayudarán a conseguir metas que puedan controlar, y sobre todo, metas que no amenacen su perpetuidad y su estatus quo. 





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