Los cursos de escritura

En este artículo vamos a conocer que tipo de ventajas se pueden obtener en un curso de escritura, ya sea que el mismo sea online, presencial, etc. ¿Es posible, gracias a estos cursos, aprender a escribir como uno desea?

Saben, últimamente me fui encontrando en mis distintas redes sociales con una amplia variedad de profesionales, o escritores, o editores, etc., que brindaban sus distintos cursos de escritura creativa a través de la web. Y los mismos, me generan distintas sensaciones.
Por un lado, comprendo bien que, en el oficio narrativo no siempre es fácil poder sostenerse económicamente en el día a día, de hecho, es algo casi imposible que solo esos autores mega conocidos logran, y el resto, peleamos con la realidad para ver como la sobrellevamos, y no lo digo por ponerme y ponernos a la vez en una situación en donde los escritores somos una pseudo-especie de victima social, de alguna forma todos somos víctimas y verdugos, pero no estoy escribiendo desde esa postura.
Entonces, si bien comprendo que brindar un curso de escritura creativa o narrativa puede ser una opción viable que funcione, primero como disfrute de quien degusta y se apasiona por nuestro mundo, y segundo, como un paliativo económico, creo que, en muchos de estos casos, por más buena que sea la intención, existe un gran engaño.
La materia con la que juegan estas capacitaciones es el principal problema de por qué los mismos fallan en la mayoría de ocasiones en conseguir que los inscriptos logren sus objetivos. Esto es así porque esa “materia” que intentan descifrar, no tiene una regla firme, una serie de pasos a seguir, un sistema escalonado, y, por lo general, esa “materia” se mueve entre conceptos y opciones algo intangibles.
Nadie puede decirte como ser creativo, y mucho menos puede alguien decirte cual es la creación creativa que te va a permitir “realizarte” o lograr lo que sea que busques al escribir. Ese es un proceso personal, intimo, individual e irrepetible. 

Un paréntesis

Hay ciertos cursos (pocos) y personas (pocas también) que humildemente comparten sus experiencias de forma honesta y sincera, y explican los procesos que tuvieron que ir superando o que, en su defecto, han descifrado a lo largo de los años.
Estos tipos de cursos, webinars, o del formato que sea, son, si se quiere, válidos, aunque es probable que tampoco logren el objetivo que todos anuncian, tienen un agregado de valor que es la experiencia misma luego de años de escritura, y que le sirve a uno para lograr esa retroalimentación sana, buena y fructífera hasta cierto punto, siempre y cuando la misma no se vuelva un placebo. 
 

Aquellos que prometen lo invisible

Entonces si dejamos atrás a aquellos que sanamente comparten su experiencia a cambio de una retribución, nos vamos a ir encontrando poco a poco con títulos engañosos que parecidos a los siguientes: “¿Cómo escribir un best seller?”, o quizás: “Ganar dinero con tu novela”, o peor aún: “10 cosas que harán de tu historia un éxito”.
Lo cierto y lo que siempre se debe tener en cuenta, más allá de cualquier titulo, es que ningún curso de escritura creativa o narrativa va a lograr enseñarte a escribir, y sí, quizás algunos muestren ciertas técnicas utilizadas por grandes autores, pero, lo mejor que puedes hacer por mejorar es escribir, y leer, leer mucho más de lo que escribes, así, con el ejercicio de la lectura, tu cerebro empezará a descubrir técnicas por su propia cuenta, y sobre todo, abrirá puertas de tu propio estilo o “tacto” narrativo que con la practica de escribir se ira haciendo más pulido y claro.


Diferencias con un taller literario

Creo que es importante aclarar las diferencias entre un curso de escritura creativa y/o narrativa y un taller literario.
Al taller literario que acudí, al menos, aproximadamente durante tres años, casi cuatro, puedo decir que fue una experiencia enriquecedora, principalmente por que los conceptos brindados y ejercicios fueron más con la idea de fomentar la creatividad, pero no de una forma escalonada o secuencial, sino más bien, mediante tópicos elegidos al azar, alrededor de los cuales escribíamos.
Lo más interesante es que nuestros escritos eran compartidos con el grupo presente, pero no bajo un ojo crítico, o mediante una vara de medición sobre el comparar si el mismo estaba bien o estaba mal, algo muy distinto de lo que sucede en un curso.
Comento esto por que quiero llegar a la conclusión de que, un taller, o un curso donde se vuelquen las experiencias, debe motivar, más que “educar” la creatividad y la escritura.

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