Ataque de pánico al caminar



Este artículo pienso que será útil para todos aquellos que como yo sufren de ansiedad y ataques de pánico, y también, podrá servir a quienes no tienen estos problemas, pero no saben lo que pasa por la mente y el cuerpo de una persona cuando está teniendo uno de estos inconvenientes.


Eran alrededor de las cinco y media de la tarde, no parecía estar tan caluroso o en su defecto, no creí que el calor me afectará (cuando verifiqué hacia 34 grados y no me había dado cuenta) lo suficiente como para que me agarrara un ataque en medio de la caminata. Tenía la tarea común y rutinaria de ir hasta una panadería que queda a seis cuadras de mi casa, simplemente a comprar el pan que consumiría a la noche, eso era todo ¿Qué podría salir mal?

Ya cuando entre a la panadería estaba sofocado, encima tengo la costumbre, quizás por la misma ansiedad, de caminar muy, pero muy rápido. Entonces mientras esperaba, sentía las palpitaciones en mi pecho motivada por la caminata de seis cuadras en subida, era normal que estuviera agitado y más a la velocidad del paso que llevo, todo es normal, una reacción rutinaria del cuerpo, ha, pero no importa, que sea normal o que sea la reacción lógica, todo molesta a la mente, casi todo la asusta si esta pasada de ansiedad, y al parecer, la mía lo estaba.

Para hacerlo más duro al “viaje”, la distraída panadera hablaba con una de sus compañeras de trabajo en vez de atenderme, y yo, que internamente ya era una tormenta, comencé a sentir el terror de la posibilidad de desmayarme, y las ganas incontrolables casi de pedir ayuda, pero tuve que resistirme, haciendo toda la fuerza posible y tensando todo el cuerpo.

Salí de allí y estaba empapado de sudor, como si hubiera jugado un partido de futbol o hubiera corrido una larga y compleja maratón. Como en la ida había caminado por la vereda en donde daba todo el sol, que estaba fuerte y que no lo había previsto, crucé la calle con la esperanza de que la sombra de las casas de la vereda de enfrente me relaje y no pase de ese punto el ataque de pánico que sabía que estaba sufriendo.

Cuando faltaban tres cuadras para llegar a mi casa, ya no puedo simular más lo que mi mente estaba sufriendo, una bomba de adrenalina exploto en mí, y aunque sabía que todo era “mentira”, que los síntomas eran una ilusión, puff que difícil, mantenerse calmo en esas situaciones.
El estómago se cerró de golpe, no sé si por la tensión o la carga nerviosa casi al extremo, pero parece como si te apretaran con muchísima fuerza en el estómago, el cual, reacciona con una dosis de cosquilleos violentos en su interior, suben hasta tu pecho y te secan la garganta que de golpe se vuelve arenosa y rasposa, dificultando el acto de tragar saliva y dándote la sensación de que está a punto de cerrarse y no dejar pasar más el aire.

“Tengo que llegar” pensaba, mientras los pies me temblaban y los sentía flojos y frágiles como un papel, también, y no sé porque, la visión se te reduce más de un 50%, es decir, la realidad se vuelve más opaca y borrosa, no puedes ver con la nitidez común aquello que está a cuatro o cinco metros de distancia de ti.

Quedaba cruzar la avenida, y los giros de cabeza desesperados para ver si vienen vehículos de ambos lados, movió todo el suelo, haciendo del mismo una gelatina por la que uno tiene que ir lo más derecho y firme posible, cuando cruce la avenida la ansiedad llego a un punto tal que se te duermen las extremidades, es decir, sientes ese cosquilleo en los dedos como si cientos de pequeñas agujas te pincharan los mismos. Seguí haciendo fuerza y finalmente logre llegar, cuando apoye la llave en el orificio de la puerta de mi casa para abrir, todos los síntomas desaparecieron de golpe.

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