El estado inconsciente, de Lourau. Análisis 02

Continuando con el análisis de la obra de Lourau (El estado inconsciente), sigo analizando fragmentos:

“La crítica de la división del trabajo ha descuidado con demasiada facilidad el significado de esa especialidad que es el profesionalismo político. Entre tantos oficios estúpidos que la moral finge considerar indispensables o incluso heroicos, a fin de no asustar a las jóvenes generaciones, el oficio de hombre político tiene el merito de ser uno de los menos tontos, uno de los más ‘realizadores’. ¿No consiste acaso, no solamente en ‘ocuparse de los asuntos de los otros’ (encontrarse predispuesto a la representación, a la ausencia), no solamente en entrar en escena sin cesar, a fin de probar su función caritativa, sino también en dejar correr agradablemente el interminable discurso del Estado inconsciente? Superyó que bloque las mandíbulas de cualquier militante; YO obeso del líder que flota sobre las aguas aceitosas del poder personal; y gritos ebrios de Ello que chochea sin cesar acerca de su hiper legitimidad, única reserva y fuerza única de legitimación: ¡ello funcionará! ¡ello funcionará!”

Este párrafo del libro es muy claro con respecto a la función final de cada hombre o mujer dedicado pura y exclusivamente a la política, el cual es: todo político o política, será un refuerzo de esa cadena infinita en la cual se carga de importancia al Estado (como nación, como ente dominante de todo), y llenará esa importancia de una verdad absoluta a la cual es un delito atacar o cuestionar, esto es: el mundo no funcionaría sin estado, el estado esta allí para salvarte, para ayudarte, y una larga lista de etcéteras.

Para ser más explícito, cada político o política, según el párrafo citado, es un guardián, pero no un guardián que va a defender al país de alguna supuesta amenaza, no, sino mas bien un guardián que va a vigilar y va a sembrar una y otra vez en la cabeza de los individuos la creencia firme de que el estado es lo más importante. Y también, como mencioné en el post anterior, va a sembrar sueños, deseos, y todo lo que una persona necesita alcanzar en su vida.

Resumiendo, un político o política, es un reproductor infinito de ese inconsciente estatal, de ese poder que a todos nos aplasta y nos obliga.


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