Maudie, una historia inspiradora

 


Era una noche común a mita de semana, una cena nada extravagante en donde un familiar decide elegir una película, y entonces, en mi interior y movido por esa incapacidad de ver películas nuevas, pensé sin decirlo: “Otro bodrio más”.

Tengo un problema, y es que simplemente detesto ver películas nuevas, quizás por mí incontrolable ansiedad o vaya uno a saber porque motivo, y las detesto más aún si las mismas son de Netflix, prejuicios, ya lo sé.

El film en cuestión se titulaba “Maudie. El color de la vida”. Una película que, al ser tan inesperada como las buenas cosas, terminó por sorprenderme y también haciéndome un poco trizas el corazón. Para no andar haciendo “spoiler” no voy a hablar de la película, ya que solo importa como fuente de descubrimiento o información, en cambio voy a hablar de la artista, que considero lo que realmente importa.

 



Maud Lewis fue una pintora de arte Folk de nacionalidad canadiense. En su vida vamos a encontrar varios condimentos trágicos que fácilmente pueden despertarnos una tristeza profunda, pero estas cosas, como las tragedias y tristezas siempre dejan una verdad: Los grandes artistas, a mí parecer, no pueden darle nada al mundo si no han sufrido día a día aquello que nadie podría soportar. Puede que esta sea una conclusión anticipada o extremista, pero conociendo y sobre todo investigando la vida de los mismos, me es imposible llegar a otro tipo de conclusión.

Su enfermedad

Sufrió una artritis reumática desde una temprana edad que fue mermándole su movilidad de forma progresiva y constante, pero a pesar de esto, Maudie siempre sonrió ante una vida totalmente adversa por donde se la mire.

Sus problemas de salud la condenaron, luego de la muerte de sus padres, a mudarse con una de sus tías, quién no era más que una vieja bruja y con las estúpidas creencias de aquella época, en donde, las mujeres no debían permitirse otra cosa que no fuera una auto represión constante, al punto tal que vendió la hija de Maudie y le mintió al decirle que había nacido deforme y fallecido poco después.

El arte y la artista

En esta ocasión es imposible separar la artista que con dificultad (por sus manos y su enfermedad) pinta lentamente obras que parecen infantiles, de la mujer frágil que ha sufrido y que se ha desarrollado al mismo tiempo que sus músculos se atrofiaron, en una vida que a cualquiera lo deprimiría de tal manera que sin duda lo llevaría a una muerte prematura, y lo extraño que hay allí, dentro de ella, para poder soportar todo lo que vivió es a su vez sencillo: una sonrisa, una felicidad sin profundizar en las grandes cosas de la vida.

Pero con un logro muy grande, lograr plasmar en una inocente pintura su paz interior y su dicha.  

 


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