Los monstruos de barrio,
Andan por calles de tierra,
Buscándonos… y nos cazan,
Mientras saltamos una cuneta,
O esquivamos un charco.
Andan revolviendo el día,
Acechando a un tipo que fuma,
Y mira al frente casi sin estar aquí,
Molestan a una mujer que toma un mate,
Con sus pensamientos clavados en la mesa.
Llegan entre el primero y el día diez,
Caminan los techos de chapa,
A propósito, saltan sobre ellos,
Se meten en la pansa y empujan,
Conquistan a los niños y hacen lagrimear sus ojos,
Acompañan, desde hace tiempo,
Almas de ocho horas,
Techos bajos y caminos de tierra…
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