La señora Dalloway, de Virginia Woolf. Reseña

Hace pocos días he terminado de leer el libro ya mencionado en el título de este artículo: “La señora Dalloway”, de Virginia Woolf. Creo que siempre se ha leído a Virginia Woolf, quiero decir, tuvo, tiene y tendrá un gran público que le dedicará el tiempo y el respeto suficiente a las obras que esta autora nos dejó, sin embargo, hasta el momento jamás había tenido la oportunidad de leerla, aunque, por supuesto, estuvo siempre “ahí, en el horizonte” de próximas lecturas.

Tuve la suerte de conseguir tres de sus libros, los cuales son: La señora Dalloway, Al faro, y, por último: Una habitación propia. Ya hablaré de los últimos dos libros mencionados, cuando llegue el momento y me pueda poner a leer los mismos. Pero hoy, le dedicaré este post a la novela ya mencionada, y que fue, su cuarta novela en publicar.

Si hacemos una búsqueda rápida en Google, podemos ver que Virginia Woolf ha escrito muchísimo, y no solo literatura (pura y dura, por así decirlo), hay ensayos filosóficos, están sus diarios y una gran cantidad de obras de no ficción. Algo que me pasa siempre, al leer a estos autores (sobre todos de épocas anteriores), es sentir una especie de melancolía, es algo de tristeza producida por la imposibilidad de escuchar a los mismos, ya sea en una entrevista, o en situaciones por el estilo. Quizás, leerlos me recuerda algo dentro mío contra el paso del tiempo, y la pena que por alguna razón me genera. Aunque, si lo reflexiono un poco más, puede simplemente ser, el deseo que no se cumplirá de conocer a todos estos “monstruos” literarios.

Argumento de La señora Dalloway

“El olvido de la gente puede lastimar, su ingratitud puede corromper, pero esta voz, murmurando incesante, año tras año, lo absorbería todo; este voto; este camión; esta vida; esta procesión; todo lo envolvería y lo arrastraría, tal como en el caudal duro del glaciar el hielo aprisiona una esquirla de hueso, un pétalo azul, unos robles, y los acarrea consigo”.

¿Qué puede pasar en un día? Virginia Woolf nos lleva a conocer un día en la vida de la protagonista de esta historia, Clarissa Dalloway, quien va y viene en el tiempo, haciendo que el mismo pensamiento de la protagonista, y de todos los personajes que aparecen en la historia, conformen la misma; la novela es eso, monólogos internos de cada uno mientras va sucediendo el día.

Fue en su momento, y es aún hoy, una forma creativa de contar una historia.

En el día que transcurre la historia, Clarissa Dalloway va a organizar una fiesta, y en base a quien asistirá y quién no a la misma, sucede un mundo de reflexiones de los invitados (quienes también son personajes con mayor o menor importancia en la historia) que van formando la narración, nutriéndola y mostrando también a Londres en aquella época.

Opinión

Comencé la lectura con entusiasmo, al fin tenía un libro de Virginia Woolf en mis manos, después de haberme resistido durante bastante tiempo a leer alguna de sus novelas en formato digital o PDF.

Como sea, esta novela te va dejando una sensación de vacío, de un vacío que esta ahí, en cada detalle pequeño, en cada cosa diminuta del día, y que también esta en cada gran tragedia y en los problemas serios que la vida trae.

Pero ver a la señora Dalloway, tan preocupada por su fiesta, y con sus reflexiones que llegan a cierto nivel de profundidad, y ver también a Peter Walsh y al resto de los protagonistas, girando en torno al argumento, que me parece tan insulso, deja, dejó en mi al leerla una sensación de vacío silencioso y testigo de cada momento del día.

Pero ojo, cuando me refiero al argumento vacío, no estoy diciendo que la novela es una pelotudez, me refiero a la habilidad de Virginia Woolf, a su talento, para hacernos sentir que ese argumento por el cual todos trascurren en la historia, por el cual todos van viviendo y sufriendo, haciendo ver que ese argumento lo es todo para ellos, deja ver el tipo de vida, o, mejor dicho, deja ver lo poco que tenemos para vivir día a día.

Y mientras uno va leyendo la novela, lo sabe, y al avanzar pocas páginas de la misma, ya puede sentir eso, ese sinsentido inexorable que a la vez nos mueve y nos lleva a sufrir y vivir.

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