Los orígenes “laborales” de muchos escritores y artistas, cuentan con algo de místico, si es que vale el término, o quizás para mí es un consuelo, al verme anclado en esta rutina (como lo estamos todos) en donde trabajar parece por lo único que venimos a la vida, porque el resto del tiempo, de disfrute para lo que sea, vale mucho, si, pero poco se puede hacer con el si no se usa gran parte del día en algún que otro trabajo sin sentido.
Y ahí comienza la parte de consuelo, al conocer y leer sobre la vida de autores, artistas, y también, de cualquier otra persona. Porque en cada lectura sobre otra persona hay un acercamiento, y una hermandad parece unirnos como especie, fundada en un punto en común: trabajar hasta morir.
Y hoy vamos a conocer, los primeros trabajos de Jack London, y las influencias que cada experiencia tuvo en la persona de este escritor.
London no tendría una vida fácil, y sobre si mismo explico una vez, que él, podría sobrevivir casi en cualquier ambiente ( y lo demostró ). Fundamentando que su cuerpo o alma era algo que fluctuaba, como la vida misma, y que por lo tanto podía adaptarse a todo contexto, sin necesidad de los servicios o consumos básicos del ser humano promedio.
London comenzó a sus diez años de edad siendo repartidor de diarios, un trabajo común en Estados Unidos, en esa época, para los chicos de su edad ( para los chicos pobres de su edad ).
A los catorce años se unió a una línea de montaje en una fábrica, y según sus propias palabras “todo el dinero era para sus padres”, quiénes fracasaban una y otra vez en sus intentos por lograr un negocio estable.
De adolescente fue pirata de Ostras ( robo y contrabando ), una “ocupación” que conllebava el riesgo de terminar encarcelado. Allí bebió, peleó y se fue formando como un hombre. Según sus propias palabras. Luego de esa experiencia, cambio de bando y se unió a la patrulla gubernamental.
Volvió de Japón a bordo de un barco que se dedicaba a la pesca/caza de focas. Al poco tiempo de su regreso fue encerrado durante treinta días por vagabundeo.
En el año 1897 una fiebre del oro invadió el espíritu del Jack London, al saber mediante los diarios que habían encontrado oro en Klondike. Y hacia allí fue.
No se hizo rico, ni mucho menos. Ni siquiera lo que logro ganar valía por las penurias vividas, pero la experiencia, puede haber sido la más enriquecedora de su vida, ya que sus grandes éxitos literarios se inspiraron en su vivencia de ir tras el oro.
Jack London no tuvo una infancia fácil. O lo que hoy se consideraría infancia, ya que no era tan así hace mas de cien años atrás. Un dato curioso, no pudo usar cepillo de dientes hasta sus diecinueve años, como para contextualizar un poco la cosa.
Si deseas conocer la vida de Jack London, te recomiendo leer los siguientes artículos:
https://www.newyorker.com/magazine/2013/10/28/four-legs-good
Ambos artículos son extensos y dan un pantallazo amplio sobre la vida del autor.
0 Comentarios