Odio las garantías, las entiendo, no son su culpa, pero...

Por estos días me encuentro buscando un nuevo lugar para alquilar durante los próximos tres años, y si bien e podido encontrar varios sitios me encuentro con ciertos problemas: las garantías y la informalidad.

Argentina posee más de 45% de su población activa laboral en negro, esto es, en puestos laborales informales y que por lo tanto no cuentan con un recibo de sueldo y las prestaciones del mismo, yo me incluyo dentro de esa gran masa que trabaja en negro y que esta condenada a la ilegalidad, es decir, que por realizar el pecado de no trabajar en blanco no puede acceder a muchas cosas, como por ejemplo un alquiler legal como la ley manda, y tiene que moverse entre pensiones, alquileres a dueños directos (y la queda a disposición de los mismos) o buscarse un sitio muy alejado de la ciudad que pueda alquilar por un monto mínimo, pero tan alejado el sitio que cuando vuelva de su trabajo en “negro” le hayan vaciado la casa.  

EL PUNTO clave es que, en este país, las garantías no funcionan como tal, ósea sí, son garantías como en cualquier otro punto del mundo, pero con una diferencia de postura en quien las recibe (inmobiliaria o dueño), según sus puntos de vista, nosotros tenemos que presentar al trabajar en negro el doble o triple de garantías de lo que presenta una persona que trabaja en blanco, es como declararse culpable antes de que se demuestre lo contrario.

En este país, al parecer, ante la duda somos todos delincuentes, propensos a estafar a la gente y demás. Por supuesto muchas de estas inmobiliarias y dueños ven en las otras personas lo que ellos llevan dentro (la delincuencia y las estafas).

Todo en este país es un infierno, todo.

 

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